miércoles, 17 de marzo de 2010

Llueve

Hoy llueve y todo llueve. Llueve el cielo y llueve mi habitación. Me llueven persistentes los recuerdos del mar, del barrio y hasta me llueve la lluvia, porque en la lluvia también estabas vos. Me llueve el deseo y me llueve todo tu dolor, tan nuevo, tan reiterado, tan únicamente capaz en vos. Me llueve razón y me llueven los años que se clavan en el acantilado de quién ya no soy. Me llueve la contradicción. Me llueve la muerte, la dignidad y las palabras que ya no son tuyas, ni te tienen a vos. Lluevo a veces todavía cerca, lluevo a veces lejos. Como la peor de las mártires, salgo a estrujar una nube y vuelvo lloviendo cuando te olvido por un rato, sin resignación. ¿Es que la lluvia es del cielo? ¿O es acaso marrón? Llueve la repetición de obviedades que ya sé, porque también llueve alivio, llueve algún sabor. Llueve el frío de tu voz y llueven las mañanas de pancartas gastadas, de tostadas sin sabor, llueven los gatos blancos, llueve la música, tu piel, tus manos, la vibración, me llueve tu olor. Lluevo para siempre en el orgullo de nuestra ciencia ficción y lluevo en mis letras que aunque ya no leas siempre serán mi salvación. Llueve porque ya no te quiero, aunque te vaya amar toda la vida, aunque me digan que no. Llueve porque tal vez mi historia sea sólo mía, llueve porque tal vez no. Llueve porque siempre quedarán preguntas y lluevo ante esa celebración. Llueve fuerte, ahora mismo y lo veo desde la ventana, porque todo lo que alguna vez quise, murió entre mis brazos.

lunes, 15 de marzo de 2010

Distopía

No existe nada, como la identidad abolida.
Reconocerse en carteles que,
después de ayer,
son sólo abadía:
la deconstrucción, la distopía.

No existe nada como ver, un dia
-velo que se corre, nuevo telón que se da-,
la absurda idiotez
de nuestro poder analítico;
del componer estamentos,
ridículos,
y marcharle una plegaria
a la razón.
Ausente: pasión.

No existe nada como no hacer nada,
y andarse, con las manos arriba,
los hombros al son,
respondiendo -ya no a quién-
sólo al viento,
¿y ahora qué?

No existe nada, como reconocer,
que entre la teoría y la realidad,
surca un niño, un niño anciano,
de rojos ojos y estrás,
que se llama vida:
Vida Real.

lunes, 8 de marzo de 2010

Qué sea motivo

Ni machistas ni feministas ni fatales ni sometidas ni listas ni perdedoras ni reinas. Seamos personas, como nos guste ser.