jueves, 13 de agosto de 2009

Revelación

Podremos olvidar, me dijo. Siento que eso no es verdad, Juan, le contesté. Es posible que la verdad no exista, me miró. Sí existe, yo lo sé.

Fue lo último que nos dijimos. Hoy, no sé si respira, si ama, si trabaja. Ni siquiera si está acá, digo, acá a la vuelta, tal vez en un bar, tomando un café con alguien más. No sé nada de todo eso pero, sin que él sepa, descubrí algunas cosas más.

En ese momento no me lo pregunté. Ese día salí de su casa y cuando llegué a la esquina, puse las manos sobre mis hombros, las movía hacia los lados de mi cuerpo, abrí las palmas, y ensayé el ademán de sacarme una mochila. Así seguí, sin mirar atrás.

A Diego lo conocí unos meses después. En un viaje por Brasil. Puedo decir que me volví a enamorar, que volví a creer en un cuerpo, en su piel. Acepté quién era y me convertí en una mujer para él. Y lo hice porque lo decidí. Porque un día entendí que se trataba un poco de eso, de amoldarse, de bajar la guardia y dedicarnos un rato a hacer feliz a alguien más. Tomar el camino inverso: no el que nos lleva de allá hacia acá, sino el que va de acá para allá y vuelve, como todo, como desde la flaqueza de la niñez a la flaqueza de la vejez.

No quisimos tener hijos. Preferimos viajar solos. Eran los momentos en que disfrutábamos más de nuestro sexo, de nosotros, de comer, de tomar vino, de conversar. Esos viajes eran como un renacimiento que gracias a la paz en la que convivíamos se estiraban durante mucho tiempo más.

Un día de agosto llegó a casa y me dijo que tenía algo que decirme, que quería aprovechar el fin de semana largo para ir a Colonia y contarmelo allá. Esa vez no me alegré por la invitación y Diego se dio cuenta, me dijo que si no quería no había problema, que tal vez podíamos organizar una cena el sábado y conversar. Pero no hacía falta. Vamos a Colonia, le dije.

El viernes a la noche nos subimos al barco y nos fuimos. Diego estaba especialmente presente. Me miraba, me acariciaba, hablaba de nuestros viajes y yo me entusiasmaba con sus relatos, era bueno hablando, y por un momento tuve esa sensación de paz, como de una familiaridad tan fuerte que hace que el mundo parezca a la medida de nuestros brazos. Hace que el amor tenga sentido.

Llegamos al hotel y mientras él estaba en el baño yo me quedé dormida. Recuerdo que quiso despertarme. Yo le estiré mis brazos para que se enredara en ellos. Y no recuerdo más. A la mañana siguiente me desperté y lo busqué a mi lado. Pero no estaba, así que me entregué a algunos sueños más con la fantasía secreta de que viniera a buscarme con el desayuno.

No llegó y cuando me levanté, agarré una botella de agua del frigobar, saqué de mi cartera unas galletitas que había llevado para el viaje y caminé hasta el balcón, con la intención de esperarlo mirando el río. Hasta que sonó el teléfono.

Sonreí. El hacía esas cosas, tenía sorpresas. Atendí y del otro lado una voz de mujer me pidió que bajara hasta la recepción. En cinco minutos voy, le contesté.

Me vestí con un jean, botas y un sweater que me ajustaba la cintura y que a él le gustaba. Quité una flor de adentro del florero y bajé. Cuando llegué al lobby, dos hombres de traje me estiraron su mano. ¿Marina? Sí, soy yo, buen día. Nos va a tener que acompañar. ¿A dónde? , les pregunté. Me miraron sin decir nada. ¿A dónde quieren que los acompañe?, insistí, ¿Me pueden contestar? Uno de los hombres metió su mano dentro de la campera y sacó una foto. Eramos Diego y yo. No entiendo, ¿por qué tienen esa foto? ¿Nos acompaña? No, explicáme ya por qué tenés esa foto. ¿De dónde la sacaste? Explicamelo ya porque me pongo a gritar. Tranquilizáte. No, ni un poco. Te conviene. Andate a la puta madre que te parió y decime ya dónde está Diego. ¿Vos no lo sabés? Te voy a matar, enfermo, decime donde está Diego, ¿qué le hicieron? Lo que se merecía y te recomendamos que te des media vuelta, que subas por donde bajaste, agarres tus cosas y te vayas ya de acá, si no querés terminar como él, de cabeza en el rio. Enfermo hijo de una gran puta. Andate, rubia, hacé lo que te digo.

Le pisé el pie con el taco de mis botas y retrocedí. Sentí los ojos inyectados de odio, los puños se me cerraron, podría haber matado. Llegué a la habitación. Me senté en la cama, y clavé la mirada en la pared. En ese momento la vida empezó a pasar cuadro por cuadro. Los brazos de Juan, recordé los paseos por la ciudad con él, de noche, su departamento, mi juventud en su cama, mis pelos sobre la ventana, los cigarrillos y la luna. Pensé en todo eso, pensé sólo en él y sentí alivio, mezclado con pudor, alegría y una revelación: no existe nada más que mi verdad.

26 comentarios:

Ojaral dijo...

Wow! Me quedé sin palabras. Uno espera una revelación, incluso una revelación trivial, pero no llega nunca. Ese escamoteo de un dato fundamental está muy bien trabajado. Qué habrá hecho el tal Diego? Y ese final, pensando en Juan con alivio, da un poco de miedo.
Saludos!

Virginia Prieto dijo...

marina: esta historia es real?
me sacudió un poco leerla y me dolió por cosas estricyamente personales.
te pasó?
beso

Marina Agra dijo...

Ojaral. Bienvenido por acá y gracias por el comentario. Algunas cosas de esta vida dan un poco de miedo. ¿No?

Vir, me apuré en contestar por lo que me escribís, por esto de que te dolió la historia. Lamento si afectó alguna fibra. Y no, esto nunca me pasó. Sólo lo imaginé. Cualquier cosa, sabés dónde escribirme. Un beso grande!

Virginia Prieto dijo...

Todo bien, coincidencias nomás

genial tu escrito!!!!!!!!!!!

beso

Mari Pops dijo...

y el pobre diego??? siga ahora quiero saber que era lo que le queria decir en colonia

Nadie Nunca Nada.- dijo...

No hay que salir ni con los mameros ni con los narcos, se lo tengo dicho a mis amigas. Si no lo secuestró la vieja, seguro fue un cartel colombiano, que ahora están bastante de moda.
Y Juan?
Muy rico todo, saludos.-

Dr. Flasche dijo...

Marina, conserva usted la pluma intacta...

Marina Agra dijo...

Hola, Vir. Coincidencias, pues. Un abrazo fuerte!

Hola, Mary... bienvenida por acá! la intriga nos mató!

NNN, taba sabroso, ¿no? Yo a mis amigas les digo tantas cosas. Pero la gente no hace caso, vos viste cómo es!

Hola, Dr. Qué bueno recibirlo. Y gracias por el halago.

Victoria F. dijo...

Ufff, menos mal que acabo de leer que todo esto no te pasó ;)

es cierto: no existe nada más que nuestra verdad, porque no podríamos percibir nada desde afuera de nosotros mismos

salut!

Estrella dijo...

Estoy como Mary, quiero saber qué le pasó a Diego. Quiero la revelación!

Marina! dijo...

Terrible Mari.
La misma pregunta de todos, es verdad? si no lo es parece tanto que uno se lo cree.
Algo te anticipabas, no? Parece que algo presentias y no querías verlo. Y ese dormirte temprano...terrible.
Como sea, conmueve.
Muchos saludos.

Diego Sagardía dijo...

Escribir en primera persona tiene esta clase de desafíos: que la gente que te quiere y te conoce, pregunte "¿es verdad?".
Supongamos que lo fuera.
¿Qué sucedería?
Lo mejor es que está (bien) escrita. Y que nos hizo ver lugares e imaginar estados de ánimos.
Salud para usted, Marina!

Jovic dijo...

Querida Marina, es la primera vez que leo algo suyo, creo. Sin dudas, no será la última.

Le mando un beso.

Marina Agra dijo...

Hola, Bustrofedonia. Bienvenida y gracias por tu comentario. Pasé por allá y dejame decirte que me encantó tu blog. Nos leemos!

Hola, Estre! Voy a tomar en cuenta el pedido pero no sé, eh... creo que acá me hago la cocorita! Besos, nena!

Hola, Marina! El dormirse temprano es un signo claro que puede señalar dos cosas. Para mí. Y ahí: elige tu propia aventura. Besos!

Gracias, Pelado, por sus miradas. Saludo para usted!

Estimado compañero Jovic. ¿En serio me dice? ¿Usted afirma que nunca leyó ninguna narración adolescente durante la materia lengua? Es posible. Si anda por los barrios, podemos visitar al escondido Goyeneche y que nos sirva una cerveza. Saludos!

Gaby Raimondo dijo...

Inquietante,como mínimo inquietante.
Besos.

Iván dijo...

Marina: Lo volviste a hacer otra vez.
Saludos.

Marina Agra dijo...

Gracias, Gaby. Besos a vos.

Iván, ¿tenías el cenicero a mano? Saludos para vos.

Jovic dijo...

Podemos ir a Goyeneche, pero mi corazón siempre estará en Warhol. Lamentablemente, uno envejece y la memoria ya no funciona como antes debido a cuestiones varias y variadas. De todos modos, así como usted dio una vuelta por mi espacio, yo seguiré visitando este blog para encontrarla y descubrirla entre los muy interesantes textos que escribe.

Verònica dijo...

wow nena, que fuerte! me gusta el halo de misterio que se desprende de esta historia,y lo de la pluma intacta, coincido! serà el nuevo blog o que se yo pero te noto renovada y eso me gusta, te sienta bien, lindo semblante, je..

besotes!

Vero.

p.d: recien hoy me avive de sumarte a la lista con el nuevo link!

Dr. Flasche dijo...

gracias por sus últimos paseos por mi casa.

abrazos!

Marina Agra dijo...

Gracias, Jovic. Veo que prefiere Warhol. Esto no se debatirá en una cuestión futbolística del estilo Boca-River, imagine. Pero dejeme decirle que a mí de Goyeneche me gusta que a uno lo saludan por su nombre, le invitan alguna vuelta y las mesas acaban por compartirse. Como sea, nos vemos y, mientras tanto, nos seguimos leyendo. Salut compañero.

Hola, Vero querida! Gracias. El otro día revolvía el viejo blog y vi que estás desde el primer post. Y acá seguís. Y pensé que no sé ni siquiera bien cómo fue que nos encontramos. Como sea, es. Un beso enorme!

De nada, Dr. Besos!

eva pardellas dijo...

hola guapa....me he quedado sin palabras....atrapada entre las líneas de este relato...fascinante...enorme la alegría de volver a leerte!!!..ya me he enganchado entre tus seguidores más fieles...mil besos reina....espero tu siguiente post!!!

chica pastiche dijo...

Hola Marina, ex MQDLV
Gracias por ir a buscarme

Ahora ya sé el camino
;)

Marina Agra dijo...

Hola, Eva, guapa. Enorme mi alegría de tenerte por acá! Un beso bien grande!

Chica, por acá andamos. Nos leemos, again!

El viento a contramano dijo...

Es como un acto de reflejo pensar en los ex cuando se está terminando la relación actual (cualquiera sea la forma en que se extingue la misma), es como recurrir a lo mas a mano en el recuerdo. Dar dos pasos hacia atrás para emprender un nuevo comienzo.
Me gustan tus cuentos… ¡Hasta pronto!

Marina Agra dijo...

hola, creo que es cierto pero creo que si uno tiene un segundo de lucidez, no retrocede. te mando un beso y nos leemos!