domingo, 10 de enero de 2010

Un uruguayo en Rusia

Salí a recorrer la ciudad. Me despedí del conserje que me invitó con una copa de vodka y crucé la puerta del hotel. Caminé hasta la Plaza Roja, visité la Catedral de San Basilio, contemplé sus cúpulas de colores y pensé en aquellos viajes que nunca había hecho, en las aventuras de las que me creía capaz pero hacia las que jamás me había lanzado. Pasé unas horas caminando envuelta en esa sensación de libertad que sólo se alcanza en soledad y decidí hacer un último paso por el Museo Nacional de Historia.

No bien entré escuché un quejido y giré para ver: una mujer rubia, probablemente alemana, discutía con un hombre, probablemente argentino o uruguayo. No logré entender lo que decían, pero noté en ella una actitud de reclamo y, en él, sólo despreocupación.

La escena era brutal y se llevaba la atención de todos los que pasaban por ahí, iuncluso la mía, que sólo se dispersó cuando un señor algo mayor me preguntó si era noruega.

- ¿A qué vino?
- Estoy acompañando a mi novio que está dando una conferencia literaria.
- ¿Usted es escritora?
-No, pero parece que tengo cara de noruega –le contesté.
-No creo que de noruega, más bien de curiosa –dijo alguien por encima de mi hombro. Lo reconocí inmediatamente: era el chico probablemente argentino o uruguayo que discutía con la alemana.
-¿Sos argentino? –le pregunté.
-No, soy uruguayo -me respondío-. Ustedes los argentinos siempre creen que somos argentinos.
-Tal vez sólo se trate de que somos más y eso agrega posibilidades.

Me respondió algo referido al ego que ignoré. En cambio preferí aceptar su invitación a almorzar a un lugar que, según dijo, era la perdición de la gula. Tomamos sopas, comimos empanadas y me hizo probar decenas de blinis. Pasamos tres horas en el restaurante y cuando llegó el momento de pagar la cuenta, me dijo que no me preocupara, que era el dueño del lugar.

Me llevó a conocer la cocina y sugirió que fuéramos a caminar. Acepté. De camino le pregunté su nombre y él, en lugar de responder, me preguntó cuándo me iba. Mañana, le mentí. Entonces -dijo- lo mejor es que siga siendo un uruguayo en Rusia.

Caminamos por las calles circulares de Moscú y finalmente nos sentamos en el banco de una plaza muy chica. Me preguntó a qué me dedicaba. Le conté que mi trabajo era simplemente un medio, que amaba la literatura, y, en consecuencia, a Rusia. Me dijo que no conocía a muchos autores rusos, y le dije que debía bastarle con saber que Tolstói había nacido ahí. El no leía -me contó- y entonces yo me pregunté, y le hice saber, qué hace alguien que no lee durante su tiempo libre.

-Tengo sexo, supongo.

Terminamos de coger más tarde de lo que había previsto buscar a Pablo a la sala de conferencias. Le pregunté por algún barrio alejado en el que hubiera algún atractivo interesante.
-Podés inventar que te perdiste paseando por el Laura de la Trinidad-San-Sergio, en Sérgiev Posad.
Asentí. Y salí.

31 comentarios:

Marina Agra dijo...

Entiendo que tal vez resulte una historia que no dice nada. Es que es parte de otra historia algo más grande que intento escribir. Pero es todo lo que tengo, por ahora, y quería dejarles una entrada. Entiendo que tal vez no haga falta ésta justificación. De hecho, lamento las justificaciones (otra justificación a la justificación). Pero me es necesario hacerla, porque siento una especie de reproche personal por no estar dándoles a ustedes, que vienen por acá con todos sus halagos, algo un poco más dedicado... En fin. Tal vez disfruten de pensar en Rusia. Yo sueño con ir ahí, algún día.

Un beso!

marichuy dijo...

Marina

En primer lugar, escribes muy bien; con eso basta para venir y regresar.

Y en segundo, siempre es bueno pasear, gracias a las letras, por sitios tan míticos. La Plaza Roja, San Basilio con esas cúpulas que de niña se me figuraban de caramelo. Hoy en México hace mucho frío (mucho para una ciudad templada/cálida) y gracias a tu relato, me sentí de nuevo caminando a la vera del Mockba, contemplando la espléndida vista del Kremlin (por fuera, la vista es más bella de noche que de día, según yo).

Deseo que algún día, muy pronto, puedas caminar esas plazas y mirar sus muchas (y hermosas) iglesias y ya de paso, seguirte hasta San Petersburgo, otra belleza de ciudad. Esto después, claro, de la presentación de tu novela en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Un beso

Paulys dijo...

Copado, espero por mas. Un besote

El viento a contramano dijo...

Coincido: lamento las justificaciones (y las justificaciones de justificaciones)… es más, aquí, entre nosotros, no son necesarias :)

“...envuelta en esa sensación de libertad que sólo se alcanza en soledad...” ya sólo eso vale la pena el post, y la vale más que bien (esa frase es excelente)… así que estoy en desacuerdo con eso que decís de que la historia no dice nada. Está inconclusa, es cierto, pero no muda.

Solo el poder ver como describís las escenas, como plantas los personajes, sus revelaciones, su modo de ver el mundo, da una pauta más o menos clara de lo que quiere ser esta historia, y de lo que queres vos con ella…
y si, se nota que te gusta Rusia (o sus autores)… aunque, me parece, que la vieja Rusia ya no es lo que era (ojala esté equivocado) :/

Besos, Maru... regresaría aunque tuviera que sortear campos minados para hacerme con tus textos :)

P/d: Los apuntes de Proust son excelentes.

Darío dijo...

Lo hubieses dejado así. Yo pensé que conocías Rusia y que todo lo que describís, de veras sucedió.
Mentira. Es un milagro de la ficción poder estar donde no estamos. Un abrazo

Marina Agra dijo...

marichuy, qué lindo que hayas estado por ahí y puedas descibirlo con el filtro de tus ojos. Lindos tus planes para mí. Te diría que me pareció que entraste en alguno de mis sueños. Gracias, nena! Un beso grande!

PaulyS, gracias. Besos y... ¡felicitaciones!

Hola, Lea. Qué bueno saber que cuento con esas miradas tuyas, más allá de campos minados :). Supongo que nada debe ser lo que era, ¿no? Y supongo además que esas construcciones de ensueños no deben existir de hecho más que en el aire errante de nuestro universo personal. Habrá más, habrá menos... como sea, habrá lo puedas creer que hay. Un beso grande para tí!

Pulgarcito, pues claro: por eso somos soñadores.

Besos de noche de domingo!

Mafalda dijo...

...

Digo, pa' qué te justificas.
Tú escribe lo que desees, yo vendré a leerte con atención.

Me gustan tus diálogos, yo soy mala para eso.

No conozco n Rusia, ni Argentina, ni Uruguay, jejeje,me encanta cuando la gente crea imágenes y logro ver esos lugares.

Un beso y abrazo con frío residual.

Mafalda

Estrella dijo...

Ta bueno, Marina. Me quedo con ganas de saber más de ella... y de él. Y pongamos que de Pablo, también.

Le0 dijo...

Siempre que escribes, lo haces con el alma o por lo menos con ganas de expresarte, con eso basta, la humanidad que escribe es igual a la que lee y la humanidad que lee, es la humanidad que sabe. Leo.

Mari Pops dijo...

Dele pa'lante que esta buenisimo sea lo que sea Marina
Un beso

Marian dijo...

El texto es realmente interesante y abre los caminos a lo que supongo que será la idea que te ronda...creo que el camino a Rusia es bueno y esa mujer es audaz...seguí participando, yo tampoco dejaría de venir.

Muma dijo...

Como no amar a Rusia a través de su literatura, difícil, como entender que para alguien leer no sea una necesidad tan vital (o casi) como coger!!!! Que buena historia, ideal poder liberarse así de la cotidianeidad, del escenario habitual, de los nombres y los hombres propios. Aventurarse a lo imprevisible que puede resultar el conocer y experimentar un lugar y un cuerpo extraño.
Besos

Marina Agra dijo...

Hola, Mafi´s... hay tanto por conocer, ¿no? Yo no conozco ni el uno por ciento de los lugares que quisiera, por eso: queda imaginar. Un beso!

LeO, linda concatenación! Gracias por pasarte! Abrazo big!

Gracias, Mary!

Hola, Marian, benvenida por acá. Así es -como casi todo- forma parte de algo mayor. Un beso y gracias por pasar!

Muma, tal cual: ¿cómo? Gracias, nena por andar siempre por ahí. Un beso!

laura dijo...

buen, no coincido contigo, a mí me pareció muy bueno este posteo. Claro que esto es como cuando te probás zapatos, viste? el que te ve te dice que te quedan estupendos, pero a la que le duelen los pies es a vos

entonces por más que una diga..muy bueno, si a vos no te convence

pero de verdad me gustó mucho

besotes

El viento a contramano dijo...

Habrá lo que nuestros ojos estén dispuestos a ver... me gusta venir, porque siempre sos tan clara, hasta cuando te enroscas... o debe ser que nacimos bajo la misma luna (mentira: no creo en esas cosas, jaaa). ¡Chauu!

e. r. dijo...

Hola, Marina!
Feliz año si no lo dije aún!!!
Por lo que veo, ha llegado frutífero literariamente. Es un personaje atractivo el uruguayo, y la narradora aún más. Espero pronto el resto.
Saludos

1690ta dijo...

Es un cuento corto o el comienzo de una relato más extenso. Si lo tomás como un cuento, empieza y termina bien. Situacion inicial - complicacion- reaccion y resolucion. Con eso basta.

Saludos

Marina Agra dijo...

Hola, Laura! Me gustó tu analogía con los zapatos. Suele ser un poco así en todos los planos de nuestra vida, ¿no? Gracias por pasarte y en verdad me alegra si te gustó. Un beso!

Hola, Lea... yo sí creo en la astrología. Bah. creo en todo. ¿Por qué no si lo que somos ya es suficientemente extraño, por qué descartar otras posibilidades? Un beso, nene!

hola, e.r, feliz año, lo mismo! y gracias por la mirada! te dejo un salludo y te aseguro que no voy a leer rimini!

1690ta, bienvenido por este blog! supongo que es así. en definitiva, no creo que haga falta darle un marco. Saludos!

chica pastiche dijo...

Estuve en Moscú, y en San Petersburgo.
Me pasó algo lindo con esas 2 ciudades: me robaron todas las fotos.
Es el único viaje del que no conservo fotos.
Y a pesar de que me dio mucha rabia al principio, ahora lo veo como algo bueno. Para recordar esas ciudades tengo que pensarlas, sentirlas, evocarlas.
Y eso las hace tanto más reales!

No tiene mucho que ver con tu post... pero me vino a la mente eso, supongo que en respuesta a tu "justificación".

saludos, marina!
cp.-

Marina Agra dijo...

Chica, cómo te roban a vos, eh, entre la bicicleta y no me acuerdo qué cosas más. Qué lindo que hayas conocido esas ciudades, supongo que tu recuerdo le sirve a mi justificación. Bienvenida de vuelta, cp (te queda bárbaro el gooro)! besos!

Paulys dijo...

Podes creer que entre a leerlo de nuevo!! La primera vez lo lei rapido hoy con un poco mas de tiempo entre de nuevo. Espero por mas, mira que estoy en la cuarentena, asi que el sexo literario es todo el sexo que puedo llegar a tener! jajaj besotes

El Varón de Bairesburgh dijo...

El cuento, Rusia y la excelente excusa del final justifican ampliamente el relato.
Espero verte de nuevo por El Juego.
Saludos,

Maga h dijo...

Marina, leí el texto sin haber visto tu justificación. Me atrapó, me fué llevando, y el remate del final justificó por si solo el paseo por Rusia. Este tipo de textos, aun sacados de un contexto mayor, según decís, dicen en si mismos, se disfrutan si están bien escritos y te dejan buen sabor.

Agradezco realmente tu consideración de aclarar a quienes venimos a leerte, pero vale así, sin aclaraciones, cada uno se dispara hacia donde quiere, el lector es un ser libre y quienes escribimos debemos considerarlo por sobre todas las cosas.

Un abrazo enorme.

Marina Agra dijo...

Hola, PauliS, tengo varias de esas historias que decís, te voy a postear alguna en tu honor, entonces! ja! besos, nena!

Hola, Varón, muchas gracias! Nos vemos por El Juego!

Magah, me alegro de que haya tenido algún sentido para vos. Y es cierto lo que decís, somos lectores libres! Un beso enorme!

Anónimo dijo...

"qué hace alguien que no lee durante su tiempo libre.
-Tengo sexo, supongo.
Terminamos de coger más tarde de lo que había previsto buscar a Pablo a la sala de conferencias."

Estoy pensando en dejar la lectura.

Titulo: Así se templo el acero
Autor: Nikolai Ostrovsky

Marina Agra dijo...

No entendí, Anónimo.

LUMPENPOETA dijo...

Escribe usted tan bien que la anécdota la creí verdadera... un viaje a Rusia, pobre hombre pensé, y no por no leer sino por el espectáculo callejero, y después me dije: finalmente para tener sexo no hace falta leer a Tolstoi (ni siquiera Joy of the Sex)

Un abrazo hasta ese sur desde el frío norte que hoy padecemos.

Marina Agra dijo...

Le agradezco, estimado poeta, tanta dulzura en sus comentatrios. Escribir me padece, ultimamente. Así que llega usted como una ráfaga!

Dr. Flasche dijo...

Le comento aquí, por eso de las casualidades [estas mínimas] de que últimamente he conocido a dos rusos [a los que casi les cuento un chiste racista y que me hubiera metido en un lío] y a una rusa [que me dio media hora de gran felicidad, el tiempo que estuvimos bailando]. ¡ains! Que me pierdo. Al grano.

Desde hace varios días, te diría semanas que quiero venir a dejarte un mensaje.

Me hace mucha ilusión que sigas viniendo a mi blog. Que te sigas paseando por él, y dejando un mensajito de vez en cuento. E igual que eso, me sabe muy mal no venir yo al tuyo más amenudo...

El regreso está siendo complicado. Es complicado. Y todavía no me he acabado de adaptar...y también me quedé ya sin plata a final de cada mes [por eso tengo que apresurar com la tesis].

Que decirte chica, más que he perdido intensidad y ando algo desganado [además de ocupado] y perdido. Por eso, que me hace tanta ilusión que sigas viniedo, que sigamos siendo amigos de la red, incluso cuando, yo, desaste, no me comporto como tal.

Así, que muchas gracias de todo corazón!

un abrazo

dr. (david)

pd. Tus historias siempre me sorprenden. Eres única!

Marina Agra dijo...

No voy a dejar de pasar. Porque me gusta hacerlo, y porque percibo lo que viene detrás. Yo sigo por acá, Dr., para lo que necesite!

Aereal dijo...

me sentí muy identificado por la historia.
historia que por mi parecía 100% de la vida real.
las calles de rusia
la infidelidad sufrida
el no leer y tener sexo a cambio (cada vez menos... :( )
los encuentros intercontinentales con uruguayas o argentinas o latinas a las que les falta ese "no se que" que tenemos los argentinos, uruguayos, latinos cuando están fuera.

Yo no leo, digamos, y mucho menos escribo.

No me imagino escribir algo que no es cierto.

no puedo dejar de despegarme de mi, de lo que me pasò, de lo que me llama la atención, de lo que me gusta.

Me sorprende la forma en que escribiste, donde asumo que vos sos la protagonista y donde me creí hasta la última coma.

spasiba!

aereal