sábado, 17 de abril de 2010

Mi primer orgasmo

El primer orgasmo vino con la primera masturbación. Una masturbación tímida, más bien culposa; una de esas hazañas que se llevan a cabo mirando hacia los costados.

Recuerdo mi primer orgasmo con una exactitud dramática. De los que siguieron me quedan algunas imágenes que no puedo establecer bajo un orden cronológico, pero que guardo como encapsulados en pastillas de memoria que me fui tomando, en pequeñas dosis, junto al yugo de mis fantasías adultas.

A veces me pregunto si mi amiga E también se acuerda de aquellas tardes de sol y pileta que nos sirvieron de plataforma para todo lo que hicimos juntas, que fue muchísimo más que nadar y darle color a nuestros cuerpos de exagerada niñez y primitiva adolescencia.

E vivía en La Lucila, en un barrio residencial de la zona norte de Buenos Aires. Su mamá trabajaba todo el día y su hermana, que estaba encargada de cuidarnos, tenía un novio punk con quien salía por las tardes, casi sin excepción.

Gracias a las escapadas vespertinas de aquella pareja en gestación de morir (como casi todas las parejas que nacen a esa edad, o como casi todas las parejas), E y yo pasábamos el día completamente solas, con la casa entera a nuestra disposición. Los primeros juegos de la tarde eran de una simpleza tan encantadora que todavía los repito, cada vez que tengo la oportunidad, con la intención siempre punzante de no perderme dentro de las extrañezas de la mente y poder disfrutar durante el mayor tiempo posible de esa diversión pura de la que sólo es capaz un cuerpo: buceábamos broches, nadábamos largos por debajo y por arriba de la superficie, practicábamos distintos estilos, inventábamos coreografías acuáticas.

Eso, hasta que sobrevenía el hambre, generalmente a las pocas horas de haber almorzado. Inventábamos una gran merienda que servíamos en una sala que estaba al lado de la cocina, a la que llamaban playroom, desde donde se veía el jardín lleno de plantas, árboles y el claro de la pileta que se aquietaba bajo el reflejo del sol. Era una imagen elocuente que muy probablemente hoy me resultaría tranquilizadora y armónica, algo así como una tarde a destiempo.

Pero en aquel momento el playroom no era un escenario hacia el afuera. El playroom tenía algo más, algo mucho más atrayente y era una puerta hinchada de humedad que encerraba un cuarto de servicio en desuso al que nosotras, menos intencionalmente que por inercia, convertimos en el cuarto de los orgasmos.

Empezó sin intención. Estoy segura que para las dos fue igual. Unas pelotas de tenis, la picardía (inspirada en parte por la pareja punk que en algunos descuidos lucía sus lenguas cruzadas delante de nosotras), la merienda y nuestro afán por vivir en código lúdico nos llevaban a inventar situaciones. Armábamos nuestras pequeñas obras de teatro que sin excepción acababan teniendo que ver con un hombre imaginario y con nuestros cuerpos, hasta ahí, también imaginarios.

Jugábamos, como animándonos de a poco, y de pronto nos encontrábamos aplastando nuestros finísimos pelos púbicos contra esas pelotas amarillas. Mientras una actuaba, la otra arengaba: besalo, besalo. Y entonces la que estaba justificada por la actuación se agarraba de la almohada -y se reía-y empezaba a sentir que, entre la pelotita de tenis y su cuerpo, lo imaginario reaccionaba; lo objetivo respondía.

Todo fue in crescendo. Primero la pelotita, la reacción del cuerpo, el detenernos. Después la pelotita, la reacción del cuerpo, el atrevernos a la reacción del cuerpo, el detenernos. Siguió la pelotita, la reacción del cuerpo, el atrevernos a la reacción del cuerpo, el expandir la reacción del cuerpo, el detenernos. Hasta una tarde inevitable en que la puertita pareció convocarnos, como si se tratara de un llamado hecho por el marginado del colegio que, desde el rincón del patio y con la tranquilidad de saber que nadie lo considera, observa todo. Todo lo sabe.

E y yo caminamos hasta el cuartito y nos tiramos sobre la cama. Nos aplastamos contra el colchón, nos refregámos, nos sacudimos torpes, apuradas, desprolijas, y seguimos con nuestro juego hasta llegar, aquella vez sí, con la obra hasta el final.

Recuerdo que me sobrevino una idea de culpa. Me sentí enferma, pecadora y tuve asco de E. Le dije que no quería jugar más y volví al playroom a tomar la merienda. E caminó detrás de mí y las dos quedamos achacadas por la seriedad, hasta que mi mamá me pasó a buscar, como todos los días, a las 7 de la tarde.

Siguieron algunos orgasmos más que evidentemente no pudimos evitar, en silencio, y un día le confesé que cuando nos refregábamos contra el colchón del cuartito me agarraba una sensación extraña. Recuerdo la expresión de las pecas en torno a sus ojos. E me miró primero como si la hubiera robado, después aliviada, y finalmente me contó que a ella le pasaba lo mismo. Tengo la sensación de que después de aquella tarde no la vi más, y tengo la certeza de que nunca más la pude olvidar.

25 comentarios:

marichuy dijo...

Qué bella, memoriosa y melancólica historia, Marina. Los juegos infantiles, el descubrimiento del propio cuerpo, del placer y las sensaciones hasta entonces desconocidas. Casi me vi en esa casa soleada a la orilla de la piscina, sintiendo el sol tibio y el suave viento recorrer mi piel.

Tienes una memoria prodigiosa e hiciste que recordara mi propia experiencia, aunque no igual sí parecida. Una historia que de vez en vez viene a mi mente como una suave brisa; pero que hasta ahora, una inusitada pudibundez me ha impedido escribir, menos contar.

Un beso

Anónimo dijo...

Yo justamente -sin tratar de faltarle el respeto a E claro- iba a proponerte de escribir algo juntas.
Es la historia de un paseador de perros y una estudiante de medicina. Paralelamente hay, una monja y su primo hermano Alfredo, un tipo medio quedado que se dedica a... a las finanzas...

Hermosos relato Marina!

Cas
(Volví pero me cuesta poner las letras en azúl, imaginarás...)

Marina Agra dijo...

Hola, marichuy. Confieso que tuve que ir a buscar la palabra "pudibundez" a la página de la RAE. Ahora sí, sabiendo que se trata de la exageración del pudor (je), me dispongo a contestarte que durante mucho tiempo me pasó igual. Hasta que lo conté una vez ¡y ya! Aquel recuerdo pasó a ser historia viva. De todos modos, dejame decirte que si este pequeño relato te llevó hasta ese lugar en donde está tu propia historia, entonces misión cumplida para mí!

Hola, Cas, tanto tiempo. Vos siempre andás volviendo, viste, y eso hace que en un punto, yo, entonces siempre acabe por estar esperando. A lo de la historia de la monja y Alfredo -me sincero- intenté encontrarle algún significado encubierto. Pero no pude, lo cual puso a la situación en un lugar de virginidad muchísimo mejor. Porque aunque no creas (más teniendo en cuenta que acabo de postear algo sobre algo tan viejo), yo me deprimo ante la idea de volver al pasado una y otra vez, prefiero inventarme horizóntes románticos.

Ahora voy a ir a visitar tu prueba, pues! Y gracias, una vez más, por pasar!

Maga h dijo...

Me gustó mucho este relato Marina. Impacta por su realismo y la mezcla de sensaciones en que como lectora me voy encontrando.
Un placer y un montón de disparadores para la memoria del cuerpo.

nowhereman dijo...

Hola Marina. Que buen relato!un Manual-no es un chiste obvio- de sensaciones pre- puberes. Y no te preocupes, la culpa tambien la sentimos los hombres jaja
Beso grande

Le0 dijo...

Un orgasmo es la expresion de amor mas alta transformada en placer que sufre una persona, pasa con la masturbación, pasa con los buenos momentos en la imaginación, no hay nada mas placentero que un orgasmo, sobretodo con el primero, sobretodo cuando uno no sabe,sobretodo con inocencia

Unco Claraboya dijo...

¿Se puede hacer literatura del orgasmo? ¿O es la literatura orgásmica?
Saludos,

UC

El viento a contramano dijo...

Perdón, te dije ahora voy... y ese "ahora" se transformó en mi último mate, una ducha rápida y salir corriendo a clases... pero ahora, que si es ahora e inevitable, puedo hacer uso de la voz (esa que imaginas) para dar mi descargo:

Nena, no hay variante en la que falles, no la hay... podría decirse que estás hecha con la mejor madera – podría - ja :P

El primer orgasmo es, para mí, la confirmación del cambio que se viene produciendo (hormonal e intelectual). La confirmación del placer en su más alto roce, un instante que, inevitablemente, se queda grabado en el recuerdo... todos, creo, recordamos ese momento, y volvemos de él como otros (ya no somos lo que fuimos, podríamos decir).

Besos, che...

Al margen I: excelente el dato del marginado del colegio (tengo la misma impresión).
Al margen II: vos haces que todo tema se vuelva interesante y natural (otro de tus dones).

;)

Marina Agra dijo...

Hola, Magah! Muchas gracias y cuánto me alegro por los disparadores. Cargue y dispare!

Nowhereman, me imagino, me imagino. Aunque los hombres suelen ser menos culposos (o más hijos de puta, no sé). (Es chiste, por las dudas). Beso grande y gracias!!!

Hola, Leo. Eso del orgasmo como la expresión máxima del amor, es como en el mejor de los casos, ¿no? Digo, cuando hay orgasmo al mismo tiempo que amor es una verdadera explosión. Pero también hay otros orgasmos. En fin! Beso ¡!!

Hola, Unco, usted dirá!

Hola, Lea. Ningún problema, che, si vos sos como mi más fiel visitante! De nuevo gracias por tooodas esas cosas que me decís, porque me inspiran, viste. Y al margen I, a full, ¿no?; al margen II, todo debería ser natural, ¿o no? Como dice una amiga: problemas no hay, solo estamos nosotros inventándolos para hacer de cuenta que en nuestra vida pasa algo. Beso enorme!

Anónimo dijo...

Permiso. Vengo a reinvindicar la imagen. Maqué Nicole ni NIcole!
Para mi sos igual a la conductora de Tendencia.

Y que las modelos se sientan reinvindicadas, tambien!


Buen sábado Marina!


Cas

El viento a contramano dijo...

Al margen I: a full.
Al margen II: claro, todo debería ser así... y tu amiga ha dicho una gran verdad - brindemos por eso -

Besos... y que esta noche se ilumine de todas tus lucecitas...

Anónimo dijo...

Cortala Marina. Te lo digo re posta

Noesperesnada dijo...

Nostalgia, madurez y un poco de audacia para compartir recuerdos...

julián dijo...

Marina la arquitectura del placer, los sentidos, el cuerpo, tu imaginario,tu real y tus memorias...
Hermosos "los primeros juegos de la tarde".
Un abrazo

Marina Agra dijo...

Cas, ¿a cuál Nicole? ¿A cuál mañanera? Yo a la mañana no existo, estoy pintada sin relieve!

Lea, ahora llueve. Buen cierre de domingo!

Dale, anónimo, cuando me indiques.

Noesperesnada, recuerdos, recuerdos…

Julián, muchas gracias y un abrazo a ti!

Estrella dijo...

A mí también me pareció un post muy nostalgioso. Esos primeros descubrimientos quedan marcados a fuego... Bien por la pelotita de tenis...

Darío dijo...

Che...que loco...puedo decirte que no pude omitir las imágenes? Cada parrafito me regalo la imagen de una puesta en escena fabulosa. Fabulosa como el placer que nos regalan los orgasmos. Y más los primeros.
Pero, a esta hora de la mañana...esas imágenes me metieron en el cuerpo un poquito de un calor mimoso.
Beso.

señor mayor dijo...

que bien marinita.

te voy a auspiciar, sabelo y empeza descontarme sorrentinos!

Marina Agra dijo...

Hola, Estre!!! El pasado, cuando importa, se vuelve nostalgia, no? Gracias!

Pulgarcito, bueno, qué situación. Espero que siendo las 17 hs haya bajado el calor. Aunque no sabe en Buenos Aires cómo está viniendo el otoño de desubicado, ni le cuento! :)

señor mayor, te descuento sorrentinos pero si me pongo a hacer una regla de tres simple quedamos en el horno, así que sigamos sin calculadora, por favor! :)

Darío dijo...

Pos acá siguel el calor veraniego y sindo las 10 de la mañana estamos cerca de los 40 grados! Es un escándalo!!!

Marina Agra dijo...

Uy, eso es demoledor, Pulgarcito. Acá se cayó el cielo abajo, las piedras casi nos aniquilan los marotes, nos rompieron todos los techos, los autos, mi madre gritaba como una loca aclamando por la vida de sus seres queridos, mi sobrino recién nacido casi perece debajo del cuerpo de mi hermana que intentaba protegerlo en medio de la calle, las plantas pasaron a mejor vida, tengo rolito en la heladera para tomar cinco wiskyes y convidar unos ocho más y, al otro día de semejante escándalo, como quien no quiere la cosa, una calor de la sanputa. Creo que hay algo que anda mal.

Dr. Flasche dijo...

Srta.

Han pasado tantas cosas. Me mudé de nuevo. Otra vez lejos de mi Barcelona, de mi casa, mis costumbres...Lo cambié todo por un lugar que juré no pisar más (temas amorosos, amores imposibles) por un poco de plata y algo de responsabilidad. Me temo que me hago mayor, lo temo, lo temo. jajajaja

Así que se me cerró la garganta, y un poco el vicio de pasear, hasta que hoy decidí reanudad algunas marchas...

pero marina, masturbación? Nunca dejaré de fascinarme por abordar, con cierto morbo, pero sin vicio, sin que sea zafio o sórdido, aspectos de la mente que todos escondemos, te felicito, y te agradezco, por alegrarme la visita

abrazos!

Marina Agra dijo...

Dr. Si por hacerse grande habla de envejecer, y si acaso ese hacerse grande viene de la mano de asumir mayores responsabilidades, no nos queda otra que estar perdidos desde el momento que nacemos y nos baja toda esa cantidad de información en código, primero, de lengua, y, despuésm de mandatos que se multiplican, en el mundo y el submundo que esconde todo esto que han establecido para nosotros, como un tablero de juego en el que todo sucede para que nos creamos que algo sucede.

Pero si acaso no se olvida de buscarse la aventura cada día, al levantar, y no se olvida de seguir leyendo, y de seguir escribiendo, y de vivir su vida en clave de poesía, entonces tal vez así, no vaya a envejecer, Dr., y nos regale a todos la esperanza de que no nacimos para estar perdidos porque así lo quiso alguien más.

Gracias por su visita y por apreciar mis escritos que suelen andarse cerca de la mastubación y demases. Iré a ver en qué anda usted!

Wonder dijo...

Clap, clap, clap.
Excelente historia.
Causados por primeros o terceros... ¡qué poderosos son los orgasmos femeninos!
Benditos sean.

Elio Puntieri dijo...

Sin dudas, aquel fue el punto inicial de un partido en el que más adelante, las protagonistas perderían la virginidad.
Por Tie Break.

Muy lindo relato, Marina.