Podría llorar todos los días. Tengo motivos personales, incluso
sociales.
Podría hablar con algunas miserias que hice melancolía y otras mentiras que olvidé.
Pordía realmente quedarme tirada sobre mi cama, durmiendo y
desesperada, como tantas noches.
Podría no comer y echarme a morir, aunque seguro no
encontraría liberación sino hambre y debilidad.
Podría decir que este mundo está aplastado contra su espejismo, reír siniestramente y recordar a cada uno de los hombres que no me vio venir.
Podría ejercer mi razón sobre mi pasión y tal vez ahí sí se acabaría.
Podría no tatuarme más y dejar que mi cuerpo mute a su albedrío.
Podría esperar y morir desesperada.
Podría contarles a todos ustedes cuántas fueron las veces que
ví a hombres y mujeres no acordar con sus deseos, no elegir sobre su destino, y darles la noticia de que son estos los seres que sostienen la sociedad.
Podría contarle también a algunas mujeres cuántos de los que creen sus hombres me
amaron a sus espaldas, mientras a sus frentes, mientras a sus frentes...
Podría no creer. No confiar. Podría no escribir.
Podría decir que todo cuanto decimos no es otra cosa que la
búsqueda de excusas para aliviar la existencia.
Podría.
Pero por suerte decido yo.
3 comentarios:
Apología de la libertad y la sonrisa. Un abrazo.
mejor decidir
La suerte de los que deciden contra la conveniencia de los que no. Todos los días pienso de que lado estoy yo.
Extraño los derrumbes :)
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