viernes, 21 de enero de 2011

Matter of fact it's all dark

Mi casa está a oscuras, no tanto como yo. Enciendo el velador de la cocina, me rebano un pan de semillas y lo como con la misma devoción con la que mordería sus labios húmedos, su cuello, con la que bajaría hasta su tronco para pasar mi lengua por ahí, donde sé, para que llene con su plástico fundido la caja de mi voz. Intento explicarle a mi gato que mando yo. Si lo quiero encima para que ronronee en mi estómago y hunda su cara en mi cuello, lo busco, y si me molesta sobe la mesa, tiene que bajar. Así lo dispongo, por algo tengo un gato. Estoy llena de deseos, entonces descubro que tengo nada. Y a veces menos mal, y a veces no. Aburrida, más oscura que mi casa, cuento las marcas de mi cuerpo. Llego a quince lunares más las pecas de debajo de los ojos, tres manchas de nacimiento y tres auto provocadas. Me siento limpia, otros están peor, pienso, pobre Brad Pitt. La pava eléctrica no es nada, la exprimidora que usé tres veces, nada, y mi computadora no me quiere. Me preguntaron por qué escribo, qué se yo, dije, ¿para qué salís a pasear vos? Hay un sillón, una cómoda, un televisor y un jarrón. Puse cañas de bamboo, comida para el gato y un cartel, pegué, en la puerta de la heladera. Tengo a San Martín en el vientre, resucitó de entre los muertos y entre los muertos estoy yo. Mi casa está a oscuras y la prefiero así. Cuando hay bullicio nadie habla y cuando hay luz, ríe paciente the dark side of the moon.

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