domingo, 3 de abril de 2011

Nacido en Caraguatá

No dejo de preguntarme a qué juega ese héroe, de los embates, de la aparente nada. Esos pies, de ese chico, de ese nene chiquito de diez. Que se limpian al agua, a la corriente de arroyo, ese que pocos ven. Del arroyo que baja hasta el río, del río pedrero de costa, de una costa lejana, al norte del sur, de ese bien al sur que está casi al fin, de un lugar al que llamaron edén. Enloquece un Tigre en la Buenos Aires dispar, irónica, hipócrita como yo, como ellos, que todavía creemos en progresismos porque vemos, y exclamamos, ¡demonios! a qué juega ese niño, ese chiquito de diez. Pero de vuelta a nuestra red de plumas y un Marlboro, unos litros, un asado después. Este Tigre de Buenos Aires, de esta Argentina al talón de Sudamérica, entre el Atlántico y la cordillera; América, las patrias del sin embargo y él, que ni siquiera conoce la tierra sin orilla, no se pregunta a qué juega, ese nenito de diez.

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